“Nos dijeron que tenía autismo… y no sabíamos por dónde empezar”
¿Te lo dijeron hace poco? ¿Sos mamá, papá, docente, tía o simplemente alguien que ama a un niño que parece ver el mundo de una forma distinta?
Este artículo no pretende darte todas las respuestas, pero sí guiarte paso a paso desde ese primer impacto hasta lo más importante: cómo acompañar con respeto y amor.
¿Qué es el espectro autista?
El espectro autista, también conocido como TEA, no es una enfermedad. Es una condición del neurodesarrollo que afecta la forma en que una persona percibe el mundo, procesa la información y se comunica.
Cada persona dentro del espectro es diferente. No hay dos autismos iguales. Por eso hablamos de espectro: un abanico amplio de características y necesidades.
Señales de autismo infantil: ¿cómo identificarlas a tiempo?
Detectar señales tempranas puede hacer una gran diferencia. Si bien cada niño es único, hay ciertos signos de alerta que pueden indicar que estamos ante un desarrollo atípico.
🔍 Las señales más frecuentes del autismo infantil entre los 12 y 18 meses incluyen:
- Poco o nulo contacto visual.
- No responde a su nombre.
- No señala para mostrar lo que quiere.
- No desarrolla el lenguaje como se espera.
- Repite frases o palabras (ecolalia).
- Parece no interesarse en jugar con otros.
- Movimientos repetitivos (aleteo, girar objetos).
- Reacciones intensas a sonidos, texturas o luces.
🧠 Atención: Estas señales no son definitivas por sí solas. Solo un profesional puede realizar un diagnóstico temprano de autismo.

¿Cómo se realiza el diagnóstico de autismo?
El diagnóstico del espectro autista se basa en la observación del comportamiento, entrevistas clínicas y pruebas complementarias.
Lo realiza un equipo especializado: Pediatra, psicólogos, neurólogos, psiquiatras infantiles conjuntamente con un terapista ocupacional, fonoaudiólogo o logopeda y psicopedagogo. Cuanto antes se diagnostique, más pronto se puede comenzar a acompañar de forma adecuada.
🔎 Diagnóstico temprano ≠ etiqueta. Diagnóstico temprano = mejor comprensión y apoyo.
¿Qué deben hacer los padres después del diagnóstico?
Es una de las preguntas más frecuentes. Y más difíciles. Por eso, acá van algunos pasos clave para que puedas acompañar sin caer en desesperación ni culpa:
- Respirá. No estás solo/a. El diagnóstico puede doler, pero también puede ser un nuevo comienzo.
- Infórmate con fuentes confiables. No todo lo que es en internet es verdad. Buscá información actualizada, ética y basada en la neurodiversidad.
- Evitá terapias invasivas o centradas en forzar a “parecer neurotípico”. No hay que cambiar a tu hijo, hay que comprenderlo y acompañarlo.
- Buscá apoyos que respeten su forma de ser. Lo que funciona es lo que respeta. Nada que implique sufrimiento, represión o castigos es válido.
- Armá una red: familia, comunidad, otras madres y padres. Las redes salvan. Te sostienen, te informan, te contienen.
Apoyos para padres y madres: ¿cómo acompañar sin perderse?
Cuidar a un hijo autista implica también cuidarte vos. No se trata de “ser fuerte” todo el tiempo, sino de no soltar tu propia salud mental.
🎒 Algunos apoyos clave para madres y padres:
- Grupos de familias neurodivergentes.( que no sean fundamentalistas)
- Asesoramiento pedagógico en inclusión escolar.
- Talleres o cursos breves de formación en autismo.
- Profesionales que escuchen tu experiencia y no te juzguen.
- Redes sociales con enfoque respetuoso y neurodivergente.
¿Y el tratamiento del autismo?
No hay un “tratamiento” único. Porque el autismo no se cura: se acompaña.
👉 Lo que se necesita es acompañamiento respetuoso, apoyos individualizados y oportunidades reales de participación.
Eso puede incluir:
- Herramientas de comunicación alternativa (como pictogramas).
- Apoyos escolares (adaptaciones, docentes integradores).
- Espacios seguros y comprensivos donde puedan ser ellos mismos.
- Juego libre, conexión, vínculos.
💡 Recordá: lo que tu hijo necesita no es dejar de ser autista, sino ser amado y entendido como es.
Conclusión:
El autismo no es el fin, es el inicio de otra forma de ver
Miles de familias, como la tuya, descubren que el autismo no es una tragedia. Es una forma distinta de ser.
Y con apoyos adecuados, respeto y amor, una persona autista puede llevar una vida plena, feliz y con sentido.
¿Te ayudó este artículo?
Compartilo con quien lo necesite.